Salir a la calle y no ver a alguien corriendo es, en una gran ciudad, altamente improbable a día de hoy. Hasta hace no tanto, sin embargo, esos runners -anglicismo que han incorporado las multinacionales del sector- eran vistos como locos o extraños. Si Aitana cantaba aquello de 11 razones para olvidar, en Flashscore redondeamos a 10 y exponemos por qué calzarse las zapatillas puede ser la mejor de las decisiones de cara a este 2025 (o cuando cada persona se sienta preparada para ello).
En soledad o con compañía
Jugar al fútbol en solitario tiene pocos alicientes -chutar a una portería y poco más-, en el caso del pádel es casi imposible y en cualquier deporte de equipo es igualmente complicado. Pero esto no ocurre a la hora de correr, que además ofrece la posibilidad de hacerlo tanto en pareja como en grupo o en solitario.
Mejora la salud cardiovascular
Es una evidencia, pero no está de más recordar que el sistema cardiovascular se fortalece con una rutina activa -por supuesto, se incluyen otras modalidades aeróbicas-. La ciencia avala que tanto la frecuencia cardíaca como el flujo sanguíneo aumentan y, además, se reduce el riesgo de sufrir una enfermedad de corazón.
Se amplía el círculo social
Ni siquiera hace falta apuntarse a un club o un grupo de entrenamiento -será más sencillo así - para conocer gente. Las caras empiezan a ser cada vez más conocidas al acudir a carreras y aplicaciones como Instagram o Strava hacen más fácil dichas situaciones, que suelen darse de forma natural. Y atendiendo a este reportaje de El País, hasta se puede ligar.
Puede ser económico... o no
El capitalismo más exacerbado llegó hace tiempo al sector, y lo hizo para quedarse, pero no es necesario tener el reloj GPS de 400€ ni las zapatillas de última generación. Al contrario que en otros deportes -como el golf o el esquí-, el equipamiento imprescindible es mínimo y puede llegar a ser asequible, más si cabe al principio.
El progreso es rápido
Es un arma de doble filo porque un exceso de motivación y de excitación siempre es potencialmente peligroso en lo que a lesiones se refiere. Sin embargo, muchas personas se acaban enganchando al ver cómo el cuerpo va asimilando los entrenamientos y es capaz de aumentar la distancia y/o el ritmo en apenas unas semanas.
Montaña, asfalto, arena...
El parque, el paseo marítimo, la propia arena de la playa, la montaña... El abanico de opciones es amplio y todas tienen su público y su encanto. Mientras que correr en llano permite alcanzar una velocidad más regular y elevada, el trail ofrece el contacto directo con la naturaleza y un recorrido a priori más variado por el desnivel positivo y negativo que se acumula.
Aumenta los niveles de oxitocina
No era un aspecto muy estudiado años atrás, pero la salud mental tiene cada vez más importancia y se ha demostrado que el ejercicio físico -más si cabe en exterior- es útil para elevar los niveles de oxitocina (aquí una referencia de octubre de 2024). En definitiva, nos sentimos mejor al terminar y, además, ayuda a reducir el estrés.
Autoconocimiento
Los populares consiguen metas que ni siquiera podían imaginar tiempo atrás, de modo que el running sirve para dejar atrás muchos límites autoimpuestos a nivel físico (para lo que se necesita fuerza mental). Y sobre la cantidad de pensamientos que surgen en una sola sesión, Haruki Murakami ofrece una interesante reflexión en el libro 'De qué hablo cuando hablo de correr'.
Alcanzar una meta
Ya sea esta tangible o no, llegar hasta ella es una sensación muy satisfactoria. Si uno se propone completar 10 kilómetros en 45 minutos y lo consigue, se sentirá realizado por haber logrado un objetivo para el cual ha entrenado. Además, cruzar físicamente una línea de meta -sea más o menos duro el trazo- es bastante reconfortante.
La épica del maratón
Empezar a correr y pensar en la distancia reina es como ganar un partido y querer levantar ya el título. El camino es larguísimo hasta entonces, así que habrá que generar una importante base de entrenamientos y carreras para aspirar al maratón. Eso sí, una vez llega el momento, la experiencia resulta inolvidable. Es, desde luego, un viaje sensorial.