El sueco nacido en Estados Unidos no tiene rival. O mejor dicho, es sólo él mismo. Y como tal, en cada prueba en la que compite, intenta superarse sin descanso.
En su última prueba, en la final de los Juegos Olímpicos, la lucha no era por conquistar la medalla de oro sino por saltar más de lo que él mismo ya había hecho. Objetivo cumplido cuando elevó el récord del mundo a 6,25 metros.
Pero no contento con ello, y casi sin haber entrenado desde París 2024, Duplantis lo ha vuelto a hacer. En la Liga de Diamante, en Chórzow (Polonia), en su segundo intento sobre 6,26 metros, fijó un nuevo tope, inalcanzable para el resto de los mortales.