En la final más reciente de las ATP Finals, Sinner ha vencido a Alcaraz en casa, en Turín, levantando el trofeo ante una afición entregada.
Alcaraz, de 22 años y actual número uno del mundo, ha mostrado deportividad en la derrota, a pesar de los rumores sobre una posible lesión en el isquiotibial.
“He sentido algo en el isquiotibial después de intentar alcanzar un saque”, ha comentado el español tras la final.
“Podría decir que no me ha afectado demasiado porque he podido correr bien, he llegado bien a las bolas. (Había) pensamientos sobre cómo sería si hago lo que suelo hacer.”
“A veces esos pensamientos estaban en mi cabeza, pero he podido jugar bien”, ha concluido Alcaraz, descartando que la lesión fuera una excusa.
Tras el partido, se ha vivido un bonito momento cuando los aficionados han ovacionado a Alcaraz a pesar de su derrota en dos sets.
Sinner, de 24 años, ha observado la escena sonriente, realmente contento por el jugador que muchos consideran su mayor rival.
De hecho, Alcaraz y Sinner son los competidores más duros el uno para el otro, aunque también parecen almas gemelas; dos jóvenes en la cima del tenis que se demuestran el máximo respeto.
La historia de las rivalidades en el tenis muestra un contraste claro. John McEnroe se ha hecho famoso por su carácter polémico, mientras que jugadores como Nick Kyrgios, Gael Monfils y, en ocasiones, Stefanos Tsitsipas han construido su fama por sus personalidades impredecibles.
Incluso Novak Djokovic, otro gran referente actual, ha mostrado respeto hacia sus rivales, incluido el propio Alcaraz. Sin embargo, ha reconocido en el pasado que “la amistad es imposible” con Rafael Nadal y Roger Federer.

Sin embargo, Nadal y Federer han sentado un precedente como rivales modernos y cordiales, mostrando respeto mutuo en público e incluso llegando a una amistad genuina, algo que conecta con lo que vemos entre Alcaraz y Sinner.
Los jóvenes no han inventado este tipo de rivalidad, pero la representan perfectamente en una época marcada por los medios.
Las cámaras pueden animar a los jugadores a mostrar su mejor versión en público, pero en el caso de Alcaraz y Sinner, la cercanía parece auténtica.
No solo en el tenis
Si miramos al fútbol, también se observa una tendencia similar. En el pasado, figuras como Cristiano Ronaldo y Zlatan Ibrahimovic, Roy Keane y Patrick Vieira, o Alan Shearer y Eric Cantona han protagonizado rivalidades marcadas por la verdadera animadversión.
Incluso Ronaldo y Lionel Messi, aunque se respetan, rara vez han sido amigos en el momento más alto de sus carreras.
En cambio, las estrellas actuales son mucho más cordiales. Erling Haaland y Kylian Mbappé se elogian abiertamente en entrevistas y mantienen interacciones amistosas en redes sociales.
La actual generación de Inglaterra, con Jude Bellingham, Phil Foden, Bukayo Saka, Declan Rice y Harry Kane, mantiene relaciones sanas, aunque jueguen en clubes rivales en distintos momentos de sus carreras. Es un contraste claro con la llamada ‘generación dorada’ de Steven Gerrard, Wayne Rooney y John Terry, que formaban grupos cerrados.
Ya sea en tenis, fútbol o cualquier otro deporte, el auge de las relaciones positivas junto a la competencia feroz es una evolución bienvenida.
Demuestra que competir no tiene por qué ir de la mano con la enemistad, y que en el deporte moderno, las estrellas pueden exigirse al máximo y seguir siendo aliados.
