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Entrevista | Henrik Larsson: "Ronaldinho era el mejor, pero Messi consiguió superarle"

Henrik Larsson, en acción durante el partido homenaje a Scott Brown
Henrik Larsson, en acción durante el partido homenaje a Scott Brown Ashley Cahill / Profimedia / Flashscore

El legendario delantero sueco Henrik Larsson (54) no alardea ni se recrea en mitos cuando habla de su ilustre carrera. Pero sus cifras hablan por sí solas. 498 goles anotados entre sus diferentes clubes y la selección sueca. 242 de ellos con el Celtic, momentos decisivos en finales europeas y una reputación forjada en tres de las ciudades más grandes del fútbol mundial. En el Barça estuvo dos temporadas en las que firmó 13 dianas en 40 partidos y levantó la Champions.

Se le quiere no sólo por los títulos conquistados, sino por la forma en la que los ganó: era un delantero implacable, inteligente y abnegado al servicio del equipo.

Pregunten a los aficionados del Celtic de Glasgow, del Barcelona o del Manchester United, y la respuesta será siempre la misma: Larsson era un delantero en el que se podía confiar cuando más falta hacía.

Flashscore ha tenido la oportunidad de hablar con el mítico delantero sueco sobre su brillante carrera, la trayectoria de antiguos compañeros de equipo, así como sus esperanzas para el futuro del fútbol sueco y la carrera de su hijo.

Educación en Países Bajos

Antes de los trofeos y la fama, estuvo en el Feyenoord.

En 1993, Larsson dejó el Helsingborg para recalar en la Eredivisie, en la que fue su primera experiencia en el extranjero.

"La mudanza a Países Bajos fue diferente", explica Larsson.

"Obviamente, una nueva cultura y un nuevo idioma me obligaron a adaptarme. Pero fue una buena experiencia y creo que aprendí mucho sobre lo que significa ser futbolista profesional", añade.

Henrik Larsson en un partido con el Feyenoord en 1996
Henrik Larsson en un partido con el Feyenoord en 1996ČTK / DPA / firo Sportphoto

Larsson confiesa que ya no tiene relación con su antiguo entrenador, Willem van Hanegem, aunque mantiene el contacto con algunos de sus compañeros.

Actualmente, su relación con el Feyenoord es más distante, centrándose en la actividad de amigos personales como el ex entrenador del club Arne Slot y su ex compañero Giovanni van Bronckhorst, que ahora están en la cresta de la ola dirigiendo al Liverpool.

"No sigo al Feyenoord de ninguna manera en particular", admite.

"Por supuesto, siempre estás al tanto cuando tienes amigos que son entrenadores o ayudantes de entrenador, pero aparte de eso, no", dice.

"Me fijo en los resultados (del Liverpool) y, por supuesto, también tenemos allí a Alexander Isak, así que hay mucho interés por parte de los canales suecos que retransmiten la Premier League. En cuanto a mi situación, no, de momento estoy muy contento donde estoy", afirma.

Países Bajos moldeó su profesionalidad. Escocia, sin embargo, le ha dado la inmortalidad.

Una leyenda en Glasgow

Larsson llegó al Celtic en 1997 y se marchó en 2004 como el talismán del club, su seguro de gol, su corazón y uno de los mayores ídolos de todos los tiempos.

"El Celtic fue el lugar en el que me convertí en el jugador que todos veían al final, donde me hice un nombre y tuve muchos éxitos", reflexiona.

Las cifras son asombrosas: 242 goles en 315 partidos, cuatro títulos de liga, dos triunfos en la Copa y la Bota de Oro europea con 53 tantos en la temporada 2000/01.

Henrik Larsson celebra un gol en el Old Firm Derby del 27 de agosto de 2000
Henrik Larsson celebra un gol en el Old Firm Derby del 27 de agosto de 2000Mary Evans/Allstar/Richard Selle / Mary Evans Picture Library / Profimedia

Sin embargo, sus años en Glasgow se recuerdan tanto por su aportación deportiva como por las estadísticas.

"Hay muchos recuerdos, pero si nos fijamos en los positivos, sí, tengo que decir que ganar al eterno rival por 6-2 no estuvo mal, y además marqué un golazo en ese partido", recuerda.

Larsson se refiere, por supuesto, al Old Firm de agosto de 2000, cuando el Celtic vapuleó al Rangers y el disparo de Larsson a pase de Stefan Klos se convirtió en una de las imágenes más memorables del encuentro.

El Celtic no era sólo el club que le pagaba, sino que se ha convertido en un verdadero vínculo para toda la vida.

Los aficionados le votaron como el único jugador no escocés en su equipo ideal a lo largo de la historia, prueba de que, a pesar de todos los títulos y récords conseguidos, Larsson les dio algo más profundo: un sentimiento de orgullo por su club.

"No tengo un gol en particular del que me sienta especialmente orgulloso, porque creo que marqué muchos que fueron fantásticos cuando estuve allí", añade.

"También fue el club que me dio una oportunidad cuando no era feliz en Países Bajos. Fue una aventura fantástica para mí y para mi familia. Toda la historia que creamos juntos fue increíble", asegura.

Gloria en el Barça

Cuando Larsson se mudó a Barcelona en 2004, tras siete años en Escocia, lo hizo para unirse a una constelación de estrellas: un Ronaldinho desatado, Samuel Eto'o en su mejor momento, Xavi e Iniesta alcanzando la mayoría de edad, Carles Puyol liderando la defensa. Y, en la periferia, un chico llamado Lionel Messi.

"Se veía que tenía potencial para convertirse en un gran jugador", recuerda Larsson cuando es preguntado por el Messi de los inicios.

"En aquella época yo jugaba con el mejor jugador del mundo, Ronaldinho, y no veía a nadie mejor que él. Pero Messi demostró que era posible superarle. Tenía buen control, velocidad, habilidad y visión de juego. Tener esos componentes es una cosa, pero juntarlos todos es otra. Él lo hizo y se convirtió, sin duda, en el mejor jugador que hemos visto nunca", afirma.

Sin comprometerse a presionar a la que podría ser la próxima gran estrella mundial, Larsson está de acuerdo en que Lamine Yamal va por el mismo camino.

"Se ve que ya ha hecho mucho, y tiene potencial para alcanzar cotas aún más altas, pero eso depende de él. Si lo pone todo de su parte, el cielo es el límite", afirma el sueco.

Henrik Larsson, Carles Puyol y Ronaldinho, del Barcelona, levantan la Copa de Europa tras ganar la Champions de 2006
Henrik Larsson, Carles Puyol y Ronaldinho, del Barcelona, levantan la Copa de Europa tras ganar la Champions de 2006Mike Hewitt / GETTY IMAGES EUROPE / Getty Images via AFP

El momento más importante para Larsson llegó en París, en 2006.

El Barcelona, que empezó perdiendo la final de la Liga de Campeones ante el Arsenal y necesitaba remontar. Larsson salió desde el banquillo y dio la vuelta al partido. El sueco asistió a Eto'o en el gol del empate y a Juliano Belletti en el de la victoria.

"Hubo dos momentos decisivos, y fueron las dos asistencias. Por eso siempre formaré parte de la historia del Barcelona".

"Después de la final de la Liga de Campeones de 2006, cuando ganamos, superamos un pequeño obstáculo para el club, porque había pasado mucho tiempo desde su último título, era sólo su segunda Copa de Europa. Esa victoria ante el Arsenal permitió al grupo creer, y lo demostraron durante años. Incluso después de mi marcha, siguieron adelante y volvieron a ser campeones de Europa, lo que no es nada fácil", añade.

Su rostro serio y concentrado vacila ligeramente cuando se le pregunta por la vida entre bastidores y en un vestuario lleno de grandes personajes.

Ronaldinho, con Henrik Larsson durante una sesión de entrenamiento con el Barcelona
Ronaldinho, con Henrik Larsson durante una sesión de entrenamiento con el BarcelonaLLUIS GENE / AFP

"Hay que preguntarles a ellos, porque yo era el jugador más veterano, así que ellos compartían vestuario conmigo ", bromea.

"No, estoy bromeando. Era genial. Ronaldinho siempre tenía una gran sonrisa. Fue un placer jugar con ellos", afirma.

Una aparición especial en Manchester

Cuando Larsson llegó al Manchester United en enero de 2007 -un fichaje sorprendente, pero que muchos aceptaron que tenía mucho sentido en aquel momento-, ya tenía labrada una gran reputación.

Su estancia duró sólo 10 semanas, una cesión que le valió tres goles, incluido un tanto en la eliminatoria de la Liga de Campeones contra el Lille, y que acabó por ganarse el respeto de Sir Alex Ferguson.

Henrik Larsson en acción con el Manchester United durante un partido contra el Aston Villa en 2007
Henrik Larsson en acción con el Manchester United durante un partido contra el Aston Villa en 2007PAUL ELLIS / AFP

"Cuando practicábamos el tiro, Sir Alex siempre nos decía: 'Da en el blanco'. Si fallábamos, oíamos inmediatamente su voz. Esa concentración nos hacía asegurarnos acertar la próxima vez. Puedes tener un mal día, pero siempre puedes trabajar duro para el equipo. Mientras lo hicieras, siempre tendrías una segunda oportunidad. Correr es la parte más fácil del fútbol. Siempre puedes correr, hacer carreras para los demás, aunque no marques. Ése fue el pilar sobre el que construyó todo", explica Larsson.

Henrik Larsson llega a una rueda de prensa con el entrenador del Manchester United Alex Ferguson
Henrik Larsson llega a una rueda de prensa con el entrenador del Manchester United Alex FergusonPAUL ELLIS / AFP

Sus compañeros le ovacionaron tras el último partido, y Larsson sigue siendo recordado con cariño en las gradas de Old Trafford.

Y luego estaba la presencia de Cristiano Ronaldo.

"Recuerdo sus ganas de quedarse siempre después del entrenamiento para ensayar los lanzamientos de falta, exigiendo a los porteros que se quedaran con él. Daba siempre el 100%, estaba en el gimnasio antes del entrenamiento y hacía los baños de hielo después. Un ejemplo en la preparación del cuerpo, algo fundamental porque el cuerpo es nuestra herramienta", recuerda.

La longevidad, subraya, tiene que ver con la disciplina: "Sin cuidar el cuerpo, es imposible jugar después de los 35".

Pero Larsson no cree que le corresponda criticar al club en su momento actual bajo la dirección de Rubén Amorim, una mala racha que se extiende desde la marcha de Sir Alex Ferguson

"El United actual lleva años luchando, pero no quiero especular demasiado", dice Larsson cuando se le pregunta por la situación reciente de los Diablos Rojos.

"La plantilla y el entrenador necesitan su espacio para arreglar lo que sea necesario", afirma.

El orgullo familiar y el brillante futuro de Suecia

Jordan, el hijo de Larsson, juega ahora en el Copenhague y acaba de marcar su primer gol en la Liga de Campeones.

Jordan Larsson celebra su primer gol en la Liga de Campeones
Jordan Larsson celebra su primer gol en la Liga de CampeonesLISELOTTE SABROE / Ritzau Scanpix / Ritzau Scanpix via AFP

"Estoy muy orgulloso", dice Larsson.

"Va por buen camino. Se ha asentado bien en Copenhague, en un buen club con una buena estructura. Es feliz allí, al igual que su familia. Tiene 28 años y le quedan al menos 10 años de carrera. Fue uno de los jugadores clave en la conquista del doblete la temporada pasada y hace poco marcó un gol en la Liga de Campeones. Fue un remate muy bueno de delantero, que aprovechó la velocidad del balón y lo acarició. Estuve allí en vivo, así que fue especial tanto para mí como para mi mujer", dice.

Y además de la familia, está la próxima generación de jugadores suecos.

El salto de Alexander Isak al Liverpool, tras hacerse un nombre en el Newcastle, le parece a Larsson el paso natural para un talento que siempre iba a llegar alto.

"No es mi trabajo darle consejos. Tiene talento desde los 15 años. Jugar en el Newcastle no es fácil, y lo ha hecho fantásticamente. Ahora se va al Liverpool, es sólo el siguiente paso", afirma.

Alexander Isak en acción con el Liverpool contra el Atlético de Madrid
Alexander Isak en acción con el Liverpool contra el Atlético de MadridČTK / AP / James Baylis / Profimedia

Lucas Bergvall, del Tottenham, también le entusiasma.

"Creo que es uno de los mayores talentos que tenemos en Suecia", afirma Larsson sobre el joven de 19 años.

"Ya jugó muchos partidos el año pasado en la Premier League. Sólo es cuestión de que encuentre sus piernas, de que entienda lo que se le exige en su posición. Cuando eso ocurra, podría ser muy bueno", pronostica.

Los recuerdos de Larsson están hechos con precisión, no con nostalgia. No es un hombre que quiera o necesite adornar su formidable carrera como jugador. Con humildad, permite que otros lo hagan por él.

El Feyenoord le dio disciplina, el Celtic la inmortalidad, el Barcelona la gloria europea y el United el sello de Sir Alex.

La próxima generación sueca -Isak, Bergvall, Viktor Gyokeres y otros- escribirá sus propias historias.

Y si su hijo Jordan lo hace, cariñosamente apodado el "Rey de Reyes", aún puede heredar la corona de su padre.