Una gesta histórica que ha quedado en la memoria de todos los aficionados al fútbol: del 4-0 de la ida al 6-1 de la vuelta. Neymar (33) comandó al Barça y el actual centrocampista del Como firmó el gol decisivo en los instantes finales del tiempo añadido.
El Barcelona-PSG nunca será un partido cualquiera. Y no sólo por la historia y la grandeza de los dos clubes, sino sobre todo por una noche que quedará grabada en la memoria de todos los aficionados al fútbol, especialmente para Sergi Roberto, el héroe inesperado que apareció en el momento más increíble del partido.
Pero vayamos por orden. Empecemos por el contexto. Era el 8 de marzo de 2017 y Luis Enrique, actual entrenador del PSG, estaba en el banquillo del club catalán y dirigía a un equipo extraordinario: el Barça del segundo triplete de su historia y el tridente más demoledor del fútbol moderno, el de Lionel Messi, Luis Suárez y Neymar Júnior. Sin embargo, en la ida de los octavos de final de la Liga de Campeones, los franceses habían infligido un doloroso 4-0 a los blaugranas.
En la vuelta, a los 50 minutos de juego, el Barcelona había remontado gracias a un gol de Suárez, otro en propia puerta de Kurzawa y un penalti transformado por Messi. Poco después de la hora de juego, sin embargo, el París Saint-Germain logró encontrar el camino del gol con Edinson Cavani, lo que hizo necesario un milagro: el Barcelona tenía que marcar seis goles.

Un milagro en el que ya nadie creía. Bueno, no exactamente nadie. La presión era enorme y la hazaña parecía imposible, pero aquella noche, un futbolista especial decidió que aquello no acabaría así. Y no fue Messi. Ni Suárez, sino Neymar. El brasileño, incontenible, reavivó las esperanzas de los suyos con dos goles en tres minutos, entre el 88' y el 91', en la que probablemente sea su mejor actuación con la camiseta azulgrana.
Sergi Roberto hace historia
Sin embargo, aún quedaba un gol por marcar y sólo quedaban unos minutos. Esos pocos suspiros bastaron. Tras varias acciones espeluznantes, polémicas arbitrales y un Camp Nou en trance místico, Neymar se marcó, en la que debería haber sido la última acción del partido, un centro tan peligroso como desesperado.
Desesperado pero perfecto para la volea con la derecha de Sergi Roberto, que se abalanzó sobre el balón y marcó el gol más importante de su carrera. La remontada era completa. El júbilo fue, sin duda, el más salvaje de la historia del Camp Nou: Luis Enrique, los jugadores, los aficionados... todos en una explosión de alegría e incredulidad épica.
Por eso aquel partido nunca será sólo un gran recuerdo para el Barcelona o un trauma para el PSG, sino una experiencia colectiva para todos los aficionados al deporte más bello del mundo, el fútbol en estado puro. Una noche en la que la esperanza, la determinación y el coraje hicieron posible lo imposible.
Para S. Roberto, el héroe accidental de aquel partido, el gol quedará para siempre como un momento especial, un claro ejemplo de cómo incluso aquellos que no son jugadores habituales pueden escribir la historia. Entrando en ella.