Tras proclamarse campeón de Italia en 2024, el Inter comenzó la temporada con la condición de equipo a batir: tras el mercado de verano, que hizo a los nerazzurri aún más competitivos, surgió de inmediato la convicción de que la escuadra italiana tenía todas las papeletas para jugarse sus opciones en todas las competiciones. Y así fue.
Aprovechando el progresivo crecimiento de algunas individualidades y la plena maduración de todo el equipo, el Inter dejó claro desde el principio que la temporada 2024/2025 podría haber sido la correcta, aunque el inicio no fuera el mejor en la Serie A, donde llegaron dos empates un tanto inesperados en las cuatro primeras jornadas
Una capacidad de reacción única
Una constante del equipo nerazzurro ha sido reaccionar siempre ante los momentos más negativos, negándose a dejarse arrastrar por peligrosas espirales descendentes.
Ha habido tropiezos en la temporada (el número de derrotas se ha duplicado con respecto a la temporada anterior), pero el equipo siempre ha demostrado que es capaz de recuperarse inmediatamente: ocurrió dos veces tras las derrotas en el derbi contra el AC Milan y tras el tropiezo contra el Leverkusen en 2024, y de nuevo en 2025 en respuesta a las derrotas a domicilio contra la Fiorentina y la Juventus.
Pero también después de la actuación defensiva de principios de temporada, aquella que tenía a Inzaghi algo preocupado y a la que los chicos respondieron con una envidiable serie de partidos con la portería a cero.
Los únicos signos serios de colapso se dieron en abril, cuando el equipo coleccionó una increíble cadena de tres reveses sin marcar (no ocurría desde 2012), superada también gracias a brillantes actuaciones en la Liga de Campeones.
Incluso en ese caso, el plantel de Lombardía demostró una fortaleza envidiable en los partidos individuales, anulando de inmediato los goles del Bayern de Múnich y del Barcelona con reacciones de orgullo que eran cualquier cosa menos triviales, como un verdadero equipo.
Crecimiento constante en Europa
El Inter cojeó aquí y allá durante la temporada, e incluso volvió a perder de mala manera la Supercopa de Italia en enero contra el AC Milan, pero en Europa ofreció una versión madura y casi invulnerable de sí mismo.
El pedigrí continental no se ha forjado en unas semanas, sino que es fruto del trabajo de Inzaghi a lo largo de tres años, en los que el club tuvo que digerir derrotas contra el Manchester City y el Atlético de Madrid, pero también obtuvo valiosas lecciones y victorias que consolidaron su autoestima en gran medida.

El proceso también ha implicado superar dificultades y aprender a lidiar con ellas: tras empezar la campaña europea con el valioso 0-0 de Mánchester, probablemente el partido más temido de los ocho que había que afrontar en la primera fase, el Inter ha encadenado muchas victorias, tanto en casa como fuera, que no han pasado desapercibidas, sólo empañadas por el 1-0 sufrido in extremis en Alemania.
De todos estos éxitos, el cosechado en casa contra el Arsenal, defendiendo durante mucho tiempo y recogiendo sólo el 37% de la posesión del balón, y el cosechado a domicilio contra el Young Boys, que llegó en el minuto 93, han cambiado sin duda la cara de la Liga de Campeones de los nerazzurri, aumentando su convicción.
Episodios a favor
Cuando los episodios también desempeñan un papel fundamental, entonces sólo cabe beneficiarse de ellos sin hacer elogios: dejando a un lado el partido contra el Feyenoord, un rival demasiado inferior pero que puso a prueba al Inter en un estadio caliente como De Kuip, los goles de Harry Kane y Lamine Yamal (tres entre la ida y la vuelta) y el destello final de Francesco Acerbi en versión ariete sin duda han hecho frente a los retos contra el Bayern y el Barça, en los que el equipo de Inzaghi impresionó por su resistencia mental.
Un Lautaro más
Si ganar ayuda a ganar, Lautaro Martínez es sin duda el que puede ser el maestro: fuerte desde el Mundial que ganó en 2022, el argentino ha aumentado su hambre de éxitos demostrando que se encuentra absolutamente a gusto en ciertos escenarios.
El sudamericano no es el único jugador que ha ganado títulos internacionales: también lo han hecho Francesco Acerbi, Alessandro Bastoni y Nicolò Barella (Eurocopa 2020), Henrikh Mkhitaryan (Europa League 2017 junto a Matteo Darmian y Conference League 2022), Benjamin Pavard (Liga de Campeones 2020), Marko Arnautovic (Liga de Campeones 2010) y Joaquín Correa (Copa América 2021).
Pero Martínez ha sido una constante en esta Liga de Campeones, marcando ocho goles y convirtiéndose en el máximo goleador histórico del Inter en esta competición.