El noruego de 26 años liderará al Arsenal en el Santiago Bernabéu este miércoles con una ventaja de 3-0 en el partido de ida de cuartos de final de la semana pasada.
Considerado un "niño prodigio", su llegada al club más grande del mundo en 2015 parecía demasiada presión para el entonces joven de 16 años. El mediapunta zurdo era codiciado en toda Europa tras prometer en el Stromsgodset, en su Noruega natal.
El Real Madrid, vigente campeón de Europa bajo la dirección de Zinedine Zidane, ganó la pugna por su fichaje.
El acuerdo inicial era que el prodigio escandinavo entrenaría con el primer equipo, pero jugaría con el filial mientras se afianzaba.
Una competencia brutal
"Fue surrealista. No tenía edad para conducir, así que mi padre tenía que llevarme a entrenar todos los días para jugar con Isco, (Cristiano) Ronaldo, (Sergio) Ramos, (Luka) Modric, (Gareth) Bale y (Karim) Benzema, como si me dejara en el colegio", contaba Odegaard en 2023.
Le resultó casi imposible hacerse un hueco en el club con tantas estrellas en su camino, a pesar de su evidente potencial. "Cuando llegó, era muy joven; no había sitio para él en el equipo", dijo el entrenador del Real Madrid, Carlo Ancelotti, la semana pasada. "En la delantera teníamos a Ronaldo, Benzema, James Rodríguez, y él no encontraba el espacio para mostrar sus cualidades".

Odegaard ha hecho las paces con lo sucedido durante sus años con el equipo que ostenta el récord de 15 Ligas de Campeones ganadas y que defiende título. "Entiendo por qué no funcionó hoy... Era sólo un niño", dijo. "Me presioné demasiado y dejé de jugar con la chispa que recorre mi juego. Me preocupé más por no cometer errores, mientras que mi juego siempre ha consistido en marcar la diferencia, en intentar el pase difícil".
Camino de vuelta a la cima
Odegaard estuvo cedido en el Heerenveen y en el Vitesse Arnhem holandés, antes de florecer finalmente en la Real Sociedad, convenciendo al Real Madrid para que le diera su oportunidad en la temporada 2020-21.
Sin embargo, una vez más la competencia era feroz, y el puñado de minutos que le dieron al entonces joven de 19 años no fue suficiente para su padre y agente, Hans Erik.
El Arsenal, en plena revolución tras la llegada del español Mikel Arteta, llegó a un acuerdo con el Madrid para otra cesión, y más tarde desembolsó 35 millones de euros para convertir a Odegaard en su nueva estrella.
El internacional noruego se convertiría rápidamente en el capitán de los Gunners, tras las salidas de Alexandre Lacazette y Pierre-Emerick Aubameyang, consolidándose como uno de los mejores jugadores de la Premier League.
Odegaard regresa al Bernabéu como una figura clave para el Arsenal, con la esperanza de conducirlo a su primera participación en semifinales desde 2009, además de reivindicar su decisión de probar suerte más lejos.