Líder en Italia, el Nápoles visitaba al Benfica obligado a sumar para seguir soñando con la clasificación a la siguiente fase de la Champions League. Sin embargo, el equipo napolitano entró al partido de la peor manera, mostrando una actitud perezosa y poco contundente.
De hecho, a los 11 minutos llegó la primera gran ocasión: un contragolpe luso aprovechó la falta de anticipación de los partenopeos para dejar solo al delantero Ivanovic, que se plantó ante Milinkovic-Savic pero remató al centro, permitiendo al portero serbio salvar con una gran mano.
El balcánico protagonizó después una salida kamikaze buscando a Buongiorno: el pase fue corto y lo interceptó Aursnes, que ya en el área pequeña remató con la zurda pero desperdició la ocasión de forma increíble. El gol, sin embargo, era cuestión de segundos y tras un centro muy lento desde la izquierda, un rebote en el área permitió la llegada de Richard Ríos, que se anticipó a Milinkovic y definió con precisión.
Los azzurri, sin chispa
El tímido intento de construcción de los azzurri, sin el cerebro Lobotka, era evidente. Así, Neres se veía obligado a meterse por dentro para intentar generar superioridad en tres cuartos. En el minuto 29, Lang lanzó un centro envenenado desde la izquierda al que Di Lorenzo llegó muy bien, pero su cabezazo salió desviado y además cayó mal, golpeándose el tobillo izquierdo. Por la banda derecha, el número 7 de los partenopeos se movía con peligro y, cuando lograba desbordar, generaba ocasiones, como en un centro en el que McTominay y Olivera se estorbaron en el salto.
Entre los locales, el más encendido era el capitán Otamendi, que tras un córner primero intentó una media chilena que fue bloqueada por un defensor y luego, en el rebote, remató mal y no encontró portería. Sin peso en ataque, el Napoli pasó al 4-2-3-1 con la entrada de Spinazzola y Politano por Olivera y Beukema, buscando más amplitud por las bandas.
Sin embargo, el efecto fue nulo y, tras un par de centros desde la derecha sin peligro, un cambio de orientación acabó en el segundo gol luso: Ríos se coló con facilidad por la derecha y puso un pase raso para Barreiro, que sorprendió con un taconazo genial a un Milinkovic muy lento, que seguía con su mala noche.
Tercer K.O.
Con la ventaja de dos goles, el 11 de Mou se cerró con orden y solidez, tapando todos los espacios y buscando opciones para salir a la contra. Neres no tiró la toalla en los azzurri y, en el minuto 71, obligó a Trubin a intervenir con el único disparo peligroso de la segunda parte, pero no hubo más. Para los campeones de Italia fue una lenta agonía hasta el final, con Lucca entrando al campo sin lograr rematar ni un solo centro en el área rival.
El doble pivote McTominay-Elmas no pudo repetir la gran actuación que firmó ante la Juve, con el escocés desafortunado en el tímido duelo aéreo que propició el primer gol luso. Al final, Milinkovic se redimió en parte con una buena parada ante Pavlidis, aunque ya con todo decidido.
La tercera derrota en tres salidas para los partenopeos confirma un problema histórico en Europa lejos del Maradona. Ahora, el camino hacia la clasificación para los playoffs es empinado y complicado. Y para Conte podría volver a aparecer el fantasma de los fracasos continentales. El próximo partido en casa del Copenhague, igualado a siete puntos y en la parte baja de la zona de playoffs, será decisivo.