En el libro publicado esta semana con el título 'Bloom', la joven futbolista habla de su infeliz etapa en el sur de Francia (2020-2022), que incluso le llevó a pensar en dejar el fútbol.
Fowler llegó muy joven a Montpellier, siendo todavía menor de edad, y dos años más tarde abandonó la ciudad mediterránea para instalarse en Mánchester.
La delantera explica que el club francés preparó una ceremonia de despedida para las jugadoras que abandonaron la entidad aquel año, pero que ni ella ni su amiga neerlandesa Ashleig Weerden fueron mencionadas por el club en ese acto.

"Después, cuando entramos al vestuario, algunas de nuestras compañeras de equipo preguntaron por qué no habíamos recibido flores. Nos encogimos de hombros, tan desconcertadas como ellas", escribe.
"¿Fue un accidente?"
"Algunas de las chicas se rieron y luego otra jugadora vino y nos dio a mi amiga y a mí unos plátanos, diciendo: 'Tengan, tomen esto'. Eso fue la guinda del pastel", denuncia la futbolista.
"No recibir flores es una cosa, pero siendo dos de las únicas seis chicas negras en el equipo, recibir plátanos no fue algo que pudiera tomar a la ligera y olvidar. ¿Fue un accidente? ¿Era lo único que había en el vestuario que podía darnos? ¿Lo hizo con buena intención?", escribe.
Mary asegura haber tratado muchas veces de "justificarlo de maneras diferentes, buscando incluso si pudo tratarse de un error sin maldad".
"Pero cuando sumo las muchas veces que en el club nos sentimos de manera parecida, es difícil verlo como un simple error", concuye la atacante.
