Quizá sea solo coincidencia o quizá haya sido a propósito. Pero la designación de Ricardo de Burgos Bengoetxea como árbitro del Real Oviedo-Real Madrid cierra una etapa y abre una nueva en el equipo 'carbayón'. Cuando los asturianos estaban en el pozo más peligroso, el vasco estaba ahí. Y este lunes, en la vuelta de la Primera División española al Carlos Tartiere, también lo estará.
Es probable que el debate se enfoque más hacia los papeles de De Burgos ante el Real Madrid. A la Supercopa, los vídeos de la televisión oficial de los blancos, la final de la Copa del Rey y su llanto en rueda de prensa. Pero los ovetenses también tienen para recordar con el bilbaíno, un eco del pasado que sirve para valorar el hoy pase lo que pase.
El bilbaíno de 39 años ascendió a Primera División en la campaña 2015-16, justo cuando el Real Oviedo regresaba al fútbol profesional, por lo que no llegó a arbitrar ningún encuentro del conjunto asturiano en Segunda. Pero esta no será la primera vez que se encuentren. Hay dos antecedentes previos... en Segunda División B.
Por eso hablamos de pasado oscuro. Cierto, eso sí, que alumbraban los primeros rayos de sol tras eludir la desaparición y escapar de Tercera División. El 20 de septiembre de 2009, De Burgos Bengoetxea fue designado para pitar en la visita del Oviedo de Raúl González al Atlético de Madrid B. Ganaron los asturianos por 0-2 con los goles de Curro y Manu Busto. Por ahí andaban Iván Ania, Miguel o Aulestia.
Una campaña después, el 27 de febrero de 2011, el árbitro vasco se cruzó una vez más con aquel Real Oviedo en proceso de volver a asentarse y que aún jugaba en el Grupo II de Segunda B -al año siguiente pasaría al Grupo I-. Fue en un empate por 1-1 en el campo del Peña Sport de Tafalla (Navarra) que rescató Jorge Rodríguez. En el banquillo estaba un Pacheta que venía de debutar entrenando al Numancia en Primera.
Tras 13 años y medio, los caminos de Oviedo y De Burgos Bengoetxea se vuelven a encontrar. Lo hacen en Primera, en el resurgir de un histórico que se vio en la UCI y hoy presume de buena salud. Y para más coincidencia, en el reestreno del Carlos Tartiere en la categoría de oro. Mucho ha llovido para este club y para ese árbitro de 23 añitos que también soñaba con verse en la élite del fútbol.