Era uno de los partidos menos trascendentes de la jornada definitiva, aunque los de Nervión se jugaban algunos millones de euros al poder llegar aún a la 13ª plaza. El incansable Joaquín Caparrós y algunos jugadores, como los cedidos Saúl Ñíguez o Sambi Lokonga, afrontaban sus últimos minutos en el club. Igual que Raúl Albiol, homenajeado, por los locales.
Los groguets, que regresarán a la Liga de Campeones el próximo curso, sabían ya que no iban a poder alcanzar al Athletic Club de Bilbao y querían terminar de la mejor forma posible ante su afición. El público de La Cerámica ha disfrutado de lo lindo con un equipo capaz de ganar sus seis últimos compromisos.
Máxima eficacia
Recién inaugurado el duelo, Yéremy Pino se hizo con el esférico en la frontal y lo colocó en un lugar inalcanzable para el guardameta Álvaro Fernández. Y cuando ni siquiera se había llegado al minuto 10, Pape Gueye firmó el segundo tanto de la tarde con otro disparo sensacional desde fuera del área.

El ya cómodo resultado no frenó al conjunto de casa, que se mostró ambicioso y buscó el tercero con un remate del propio mediocentro francés en una acción de saque de esquina, si bien fue Djibril Sow quien celebró en la otra mitad del campo gracias a un sublime testarazo a pase de Suso Fernández desde el costado derecho (29').
Pese a que los andaluces parecían animarse, no fue más que un espejismo, ya que Álex Baena volvió a estirar el marcador en el tramo final del primer acto: Logan Costa filtró un gran balón al internacional español y este último definió a la perfección tras deshacerse de Kike Salas con un quiebre sobresaliente (38').
41 puntos para un pobre Sevilla
La defensa visitante siguió de vacaciones en tierras castellonenses a la vuelta de los vestuarios y Gueye anotó su particular doblete sin demasiada oposición con un remate franco en el primer palo (53'). Thierno Barry pudo darse la vuelta, levantar la cabeza y cedérsela a su compañero sin que ningún rival le encimara.
El Villarreal bajó un poco de marcha y la escuadra de Caparrós amenazó en varias ocasiones, especialmente en un mano a mano que Diego Conde le paró a Adrià Pedrosa. Y el premio, simbólico y honorífico, llegó al fin por medio del canterano Ramón Martínez después de acomodársela con el pecho y mandarla a la parte interna del palo izquierdo (89').

Dodi Lukébakio recortó distancias de inmediato, pero el árbitro lo anuló por fuera de juego tras unos segundos de cierto suspense. Hubiera ganado en emoción el tramo final de un duelo que cayó del lado amarillo, como era de esperar, lo que deja a los hombres de Caparrós en un lugar tan extraño como lamentable para una entidad acostumbrada a triunfar en Europa.
Jugador Flashscore del partido: Pape Gueye.