Es curioso que uno de los grandes delanteros que disfrutó el Atlético de Madrid en el ocaso del siglo pasado fuese azzurro. Vieri solo jugó un año en la capital de España, pero no dejó indiferente a nadie. Con apenas 24 años, firmó 32 goles en todas las competiciones; 24 de ellos le sirvieron para conquistar el Pichichi. Hasta la temporada 2008-09, con Forlán, el Atleti no volvió a saborear un ariete premiado con ese galardón.
Un curso después, Vieri fue vendido a la Lazio, pero su recuerdo a orillas del Manzanares sigue tan vivo como en 1998.
Cuesta abajo y sin frenos
El club ha tratado desde entonces de reclutar talento italiano con la esperanza de repetir la fórmula Vieri, pero en un cuarto de siglo todos los disparos han salido por la culata.
Albertini fue el primero en aterrizar y, discutiblemente, fue el más exitoso. Llegó tras una etapa dorada en el Milan, repleta de trofeos y con pocos cartuchos por gastar. A las órdenes de Luis Aragonés dejó destellos, como un gol de falta en el Santiago Bernabéu. Un año después, regresó a Italia para vestir la camiseta de la Lazio.
Abbiati, internacional con la selección italiana, llegó para elevar el nivel de una portería custodiada por Leo Franco. Su experiencia parecía un valor seguro, pero no terminó de cuajar en el Calderón: en 21 partidos de Liga encajó 28 goles. Agotada su cesión, regresó al Milan.
Motta fue otra gran decepción. El centrocampista italo-brasileño llegó del Barça como una promesa castigada por las lesiones, y en el Atleti no encontró la redención. Tras 10 partidos y más sombras que luces, puso rumbo al Génova antes de rehacer su carrera en el PSG.
De mal en peor
Pasaron los años antes de que el Atleti volviera a confiar en un italiano. La apuesta fue Alessio Cerci, que venía de romperla en el Torino. 16 millones y 13 goles más 10 asistencias en la Serie A invitaban al optimismo, pero la ilusión se evaporó rápido. Simeone no encontró su sitio y Cerci encadenó cesiones hasta despedirse sin haber dejado huella.
Como anécdota, el Vicente Calderón llegó a corear su nombre en un partido ante Osasuna para que lanzara un penalti. Thomas Partey asumió la responsabilidad y lo erró ante Sirigu, otro azzurro.
Última camada
La última hornada llegó patrocinada por el mercado veraniego de 2025 Ruggeri aterrizó desde la Atalanta por algo más de 16 millones como promesa sub-21, pero, tras varios meses, no termina de convencer. En las grandes citas, Simeone ha preferido a Hancko como lateral izquierdo. Ha tenido minutos, ha superado a Galán en la rotación y no ha protagonizado fotos comprometidas, pero con la salida del extremeño rumbo a Pamplona ya se rumorea la llegada de un lateral de mayores garantías.
Para el zaguero aún hay esperanzas. El Cholo ha demostrado confiar en él y su mejora, aunque por el momento no parece suficiente, sigue en aumento.
Matteo acumula 17 partidos entre LaLiga y Champions League con los indios del Manzanares.
Raspadori fue el último en sumarse. La feroz competencia lo ha relegado a un cuarto o quinto plano, pese a su actitud ejemplar y su predisposición constante a sumar sin aspavientos. La Roma ya se ha interesado en él y una oferta suculenta podría abrirle la puerta de salida.
Si eso ocurre, se confirmaría el seis de siete en fichajes italianos frustrados… a la espera de que termine la etapa de Ruggeri y se pueda dictar sentencia definitiva.
"Jack" Raspadori suma 14 encuentros, dos goles y dos asistencias con el Atleti. Tan solo ha sumado tres titularidades en lo que va de temporada.
