El seleccionado curazoleño, una sorpresa global de las eliminatorias, llegó al Independence Park necesitado solo de un empate ante unos Reggae Boyz que aplazarán la ilusión de volver a una Copa del Mundo después de 28 años, con la repesca intercontinental en marzo como última oportunidad de asistir a la cita orbital.
Tras el pitido final, la hazaña de los dirigidos por el neerlandés Dick Advocaat se transformó en gritos de júbilo, abrazos y lágrimas, una fiesta esperable para un equipo que representa una isla con menos de 200.000 habitantes.
Los curazoleños, que venían de golear 7-0 a Bermudas en la penúltima jornada, se mostraron más sólidos y criteriosos, apoyados en figuras como Leandro Bacuna, el zaguero Roshon van Eijma y el extremo Sontje Hansen.
La generación dorada que milita en ligas europeas terminó de escribir en Kingston el capítulo más grande de su historia deportiva.
Jamaica, que necesitaba ganar para clasificar sin depender de otros resultados, lo intentó con la potencia de Renaldo Cephas y el apoyo de un público ruidoso, pero se topó tres veces con los palos del arco defendido por Eloy Room.
"Asumir la responsabilidad"
En la rueda de prensa al final del partido, el entrenador inglés de Jamaica, Steve McClaren, renunció a su cargo como una manera de "asumir la responsabilidad" y para darle paso a "una nueva voz y una nueva energía que el equipo requiere para avanzar".
Curazao, acostumbrada a habitar los últimos puestos de la región hasta hace apenas una década, se convierte así en la quinta selección caribeña que accede a una fase final mundialista, después de Cuba, Haití, Jamaica y Trinidad y Tobago.

La pequeña nación caribeña se unirá por ahora a Jordania, Cabo Verde y Uzbekistán como selecciones debutantes en la próxima cita mundialista. Al club de la primera vez podrían unirse también Nueva Caledonia, Surinam, Albania, Kosovo o Macedonia del Norte, clasificadas a la repesca de marzo.
