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Flashback: Rijkaard contra Voller: 35 años del escupitajo más famoso del fútbol

Völler (izquierda) y Rijkaard durante el partido de la Copa Mundial de 1990 entre Alemania y Países Bajos
Völler (izquierda) y Rijkaard durante el partido de la Copa Mundial de 1990 entre Alemania y Países BajosDPA / Zuma Press / Profimedia / Flashscore
Hace 35 años, el 24 de junio de 1990, en los octavos de final de la Copa Mundial de la FIFA Italia 1990, tuvo lugar uno de los partidos más sonados de la historia del fútbol.

La feroz rivalidad entre Países Bajos y Alemania Occidental se desbordó cuando Frank Rijkaard y Rudi Voller fueron expulsados tras un acalorado enfrentamiento en el que hubo insultos, escupitajos y un caos absoluto que conmocionó al mundo entero. Más que un partido, se convirtió en un símbolo de orgullo, tensión y drama futbolístico duradero.

Rivalidad feroz entre neerlandeses y alemanes: Raíces en la historia

Para sentir el ambiente que rodeó aquella noche, primero hay que comprender la arraigada rivalidad entre estas dos naciones futbolísticas. Aunque la tensión deportiva había crecido a lo largo de los años, sus raíces se encontraban en la dolorosa historia de la Segunda Guerra Mundial.

La ocupación nazi de los Países Bajos durante la guerra dejó cicatrices que iban mucho más allá de la política y la sociedad. También se filtraron en el fútbol.

Esa tensión alcanzó su punto álgido en la final de la Copa Mundial de 1974, cuando la selección neerlandesa dirigida por Johan Cruyff, considerada la más elegante e innovadora, fue derrotada por la pragmática e implacable Alemania Occidental en Múnich.

Para muchos aficionados holandeses, aquella derrota todavía escocía en 1990, y alimentaba la animosidad que se cocía a fuego lento cada vez que ambos equipos se enfrentaban.

Un partido lleno de malicia

En 1990, ambas selecciones estaban repletas de talento. Holanda era la vigente campeona de Europa (la Oranje ganó la Eurocopa 1988, celebrada en Alemania Occidental), y contaba con estrellas como Ruud Gullit, Marco van Basten y el ya mencionado Frank Rijkaard.

Alemania Occidental, liderada por el capitán Lothar Matthaus y el delantero Rudi Voller, era un conjunto disciplinado y decidido.

La tensión fue evidente desde el pitido inicial. Las faltas se sucedían, y ninguno de los dos equipos mostraba demasiado interés por el juego limpio. El momento decisivo llegó en el minuto 22. Rijkaard fue amonestado por una entrada sobre Voller y, mientras se colocaba en posición para lanzar el tiro libre, escupió en el pelo a Voller.

Voller se quejó al árbitro y también fue amonestado. En el tiro libre resultante, Voller tocó el balón con la mano y luego se fue al suelo, según su propio relato, para evitar una colisión con el guardameta holandés Hans van Breukelen.

Sin embargo, Rijkaard y van Breukelen lo vieron de otra manera, interpretando la caída de Voller como un piscinazo en busca de un penalti. Van Breukelen reaccionó airadamente, y Rijkaard, ya enfurecido por el comportamiento de Voller, agravó la situación retorciéndole la oreja y dándole un pisotón.

El árbitro vio suficiente y expulsó a ambos jugadores. Mientras los dos alborotadores abandonaban el campo, Rijkaard volvió a escupir en el pelo a Voller.

La imagen del escupitajo de Rijkaard en el pelo de Voller (que es también la foto que da título a este artículo) se convirtió en un icono. Incluso décadas después, sigue siendo uno de los momentos más notorios de la historia de la Copa Mundial. La prensa alemana apodó a Frank Rijkaard "Llama" por sus escupitajos.

Secuelas y redención

A pesar del drama, el partido continuó con ambos equipos con 10 hombres. Al final, Alemania Occidental se impuso por 2-1, con goles de Jürgen Klinsmann y Andreas Brehme, mientras que Ronald Koeman marcó el gol del honor para los holandeses.

Alemania Occidental se proclamaría campeona del torneo al derrotar a Argentina en la final. Para Holanda, la temprana eliminación fue amarga, especialmente después de la promesa y el potencial demostrados en la Eurocopa 1988.

Sorprendentemente, en los años siguientes, Rijkaard y Voller se reconciliaron. Los dos incluso bromearon sobre el incidente en entrevistas posteriores, demostrando que lo que pasa en el campo debe quedarse en el campo.