Era la prueba de fuego para Italia. No tanto por la ilusión de lograr una victoria con nueve goles de diferencia, sino para demostrar solidez, calidad y madurez de cara a esos playoffs que, históricamente, suelen ser traicioneros para los Azzurri.
San Siro ofrecía un escenario espectacular: lluvia intensa, césped impecable y un Gattuso más eléctrico que nunca, decidido a enviar un mensaje contundente. Desde los primeros minutos se ha notado el nuevo espíritu del equipo: valiente, atrevido, con una confianza en sí mismo que parecía perdida en los últimos años.
Italia domina el partido
La selección italiana tomó el control del juego, recurriendo a menudo al cambio de banda desde la derecha hacia el zurdo educado de Dimarco. Precisamente el lateral del Inter animó a la afición en el minuto ocho con un disparo de volea que ha pasado rozando la portería de Nyland.
Por esa misma banda, tres minutos después, nació la primera chispa del encuentro: Ryerson falló en la lectura, Dimarco aprovechó y asistió a Esposito en el área. El delantero protegió el balón ante Heggem y, con un giro rápido, batió al portero noruego para el 1-0. Un gol que le metió en la historia: con 20 años y 141 días, se convierte en el cuarto jugador más joven en alcanzar tres goles con la camiseta de Italia, solo por detrás de Meazza, Corso y Rivera.
El gol no cambió la actitud del equipo, al contrario: la energía subió aún más. El conjunto de Gattuso siguió atacando, sin obsesionarse con una goleada imposible, sino buscando la confirmación técnica y mental. En el centro del campo, Locatelli, Barella y Frattesi presionaron cada línea de pase, recuperaron balones e impidieron que Noruega pudiera respirar. Los visitantes intentaron ralentizar el juego, romper el ritmo y frenar la inercia italiana, pero no fue suficiente.
Italia corrió el doble, encontró líneas de pase limpias y acommpañó las jugadas con valentía. En el minuto 36 llegó la ocasión para el segundo gol, con sello nerazzurro: Frattesi vio a Dimarco abierto, le dio un pase perfecto, el lateral centró de primeras y Esposito remató de cabeza. Su testarazo rozó el poste.
Fue el último sobresalto de una primera parte que los Azzurri fueron dominados por ritmo, ideas y ocasiones.
La furia noruega
Después comenzó la segunda mitad y Noruega salió con una energía completamente distinta. La presión fue inmediata y feroz, y en los primeros tres minutos los visitantes generaron dos ocasiones claras: primero el zurdazo de Sørloth que se fue por encima del larguero, luego el centro peligroso de Nusa desde la izquierda que cruzó toda el área y pasó cerca del poste lejano.
El dominio del balón pasó poco a poco a los noruegos, que se apoyaron en el talento brillante del extremo del Leipzig para avanzar y dar continuidad al juego. De sus botas ha nacido el empate en el minuto 63: Nusa recibió en tres cuartos, encaró a la defensa italiana y la obligó a retroceder con una serie de toques rápidos. Luego encontró el hueco por la izquierda, disparó fuerte al primer palo y sorprendió a Donnarumma.
Ese gol equilibró el partido y dio vida a una Noruega que, una vez encendida, solo mostró destellos de calidad. Y cuando el balón llegó a los pies de Haaland, todo cambió. En la primera ocasión clara en el área italiana, el delantero del City aprovechó un centro de su compañero de club Bobb, recién ingresado, y cruzó un zurdazo al vuelo que perforó la red. Un gol de crack, que puso a Noruega por delante en el minuto 78.
Pero el vendaval noruego no se detuvo: ni siquiera un minuto después, Haaland firmó su 16º gol en ocho partidos de la fase de clasificación mundial con un remate tras el centro de Thorsby. Y, ya en el descuento, Strand Larsen selló el cuarto, apagando cualquier esperanza italiana y dejando el 1-4 definitivo que certifica la superioridad de Noruega y la confirma como el mejor equipo del Grupo I. Para Italia es otro baño de realidad, una llamada a la humildad y la autocrítica, pensando en los playoffs de marzo, cuyo rival se conocerá el jueves 20 en el sorteo.
Jugador Flashscore del partido: Haaland (Noruega).