Con un diluvio cayendo sobre las Seychelles, la selección española buscaba en el Paradise Arena la que hubiera sido la gran sorpresa del campeonato. Pero lo que no puede ser, no puede ser, y además es imposible. Aunque lo intentaron, por supuesto. Pero la calidad de la canarinha fue demasiada para los españoles, que acabaron goleados por 6-0.
Poco más de cinco minutos aguantó la Roja con el empate. Momento en el que Rodrigo marcó el 1-0 para los sudamericanos. Y apenas un minutos después, de nuevo el mismo Rodrigo echó tierra en las ilusiones hispanas con un segundo tanto que puso las cosas más difíciles todavía.
Con ese 2-0 finalizó el primer tiempo de 12 minutos y comenzó el segundo. Había que resetear, olvidarse de lo sucedido y pensar que aún había tiempo para la machada. Pero de demostrar lo contrario se encargaron los brasileños al minuto de la reanudación con un tercer tanto, obra de Benjamin Jr. No hubo más goles en ese segundo período, pero el 3-0 eran palabras mayores a no ser que ocurriera un milagro y empezaran a afinar la puntería ante los campeones del mundo.
Pero lo que llegó a tres minutos del final fue un cuarto gol, con la firma de Catarino que puso la puntilla a los pupilos de Christian Méndez, dejando a Brasil el camino expedito para seguir luchando por revalidar su corona mundial.
Aún hubo tiempo, ya con la desilusión en el rostro para dos dianas más de un rival que no tuvo piedad ni compasión, y que cerró su cuenta con un último gol de Filipe a 40 segundos del final. Un 6-0 que escuece a España, que aún deberá mejorar mucho para volver a tratar de tú a tú a rivales de semejante enjundia.