Después de tres partidos sin ganar, el Bolonia, que aguantó el tipo contra la Roma y el Inter en sus dos últimas salidas, recibía a un Monza muy motivado tras su última victoria contra la Fiorentina. En un Dall'Ara gris y frío, sin embargo, fueron los bianzoli quienes empezaron mejor.
Y lo hicieron de la forma más letal, a saber, con un contragolpe generado por un taconazo de Maldini que liberó a Ciurria, quien pudo así abrirse paso por el centro. Su recorte fue perfecto, y el propio Maldini se burló con un derechazo de Ravaglia, completando así un contragolpe de manual.
Seguro de sí mismo y nada intimidado por el frío, el delantero lombardo, este sábado jugando de nuevo como mediapunta, siguió a continuación desatando jugadas impresionantes. La presión de los anfitriones, sin embargo, no disminuyó. En el minuto 22, Orsolini se inventó uno de sus centros con la zurda, que Castro sincronizó a la perfección para cabecear al fondo de las mallas el gol del empate, que suponía ya 14 dianas en 26 partidos para los rossoblu.
Espoleados por el gol del empate, los de Italiano aumentaron la intensidaden campo contrario, siendo Orsolini y Odgaard los principales protagonistas encargados de perforar la defensa del Brianza. Y fue precisamente el mediapunta danés, en el minuto 34, quien adelantó a los de Italiano de forma espectacular: un control con la derecha para elevar el balón y un zurdazo sin dejarla botar para colocarla en el segundo palo. Un remate de malabarista que certificó el dominio territorial de los anfitriones.
Poco después, tras otra percusión de Orsolini, un intercambio de idas y venidas bajo la línea de gol dio a Posch un balón para disparar a la red, pero el zurdazo del austriaco acabó alto. Pero el Bolonia era un río desbordado y primero Domínguez, otro que tenía mucho el balón, y luego Beukema, estuvieron cerca del tercer gol antes del descanso.
En la segunda parte, Italiano dio descanso a Castro de cara al partido europeo contra el Dortmund, dando espacio a Dallinga en punta. El ritmo, sin embargo, había bajado irremediablemente, al menos hasta el minuto 60, cuando una nueva internada de Orsolini en el área buscó al delantero centro holandés, cuyo cabezazo, anticipándose al marcador en la primera, acabó fuera. En el bando visitante, Maldini predicaba en el desierto, moviéndose a veces hacia la derecha para generar superioridad, aunque los anfitriones estaban a menudo bien situados.
Entonces, en el minuto 69, llegó el golpe de magia de Orsolini, que culminó una excelente actuación con un zurdazo a puerta tras bajar un centro de Lykogiannis. Fue el tanto que selló una actuación convincente de un Bolonia que estuvo a punto de marcar el cuarto gol en los compases finales, primero por mediación de Dallinga y luego de De Silvestri. Pese a todo, los rossoblu obtuvieron un triunfo buscado y merecido, gracias al cual el equipo de Italiano asciende a 33 puntos, sólo uno menos que la Juve, que pronto se reenganchará. La confirmación de un buen momento desde el punto de vista de los resultados.
