El Zenit - Spartak de Muscú, que finalizó con triunfo de los locales en los penaltis, sirvió para que Rusia siga avergonzando al mundo, esta vez con el fútbol. Más de 40 personas participaron en una pelea que terminó con seis expulsados -tres de cada equipo-.
Todo comenzó con un encontronazo entre Quincy Promes (30) y Wilmar Barrios (29) en el tiempo añadido de la segunda mitad. El colegiado del encuentro trató de mediar y poner paz, pero lejos de ser ayudado por el resto de jugadores, estos se fueron uniendo a una batalla campal en la que volaron puñetazos y patadas por todas partes.