Tras un torneo lleno de incidentes, el Abierto de Australia ofrecía una final entre los dos primeros cabezas de serie. Jannik Sinner era el favorito lógico al defender título, por ser el número uno del mundo y claramente el mejor jugador del circuito en pista dura. Alexander Zverev, por su parte, buscaba su primer título de Grand Slam.
Y el alemán no tardó mucho en ponerse las pilas. Sin embargo, aún parecía un paso por detrás, y pronto tuvo que salvar dos puntos de ruptura en el cuarto juego, sin ser realmente capaz de poner en apuros a su rival en sus bolas de break. El italiano dio un paso adelante en el 4-3 antes de salirse con la suya. Un último juego en blanco más tarde, el líder del ranking ATP se había hecho con el primer set y ya iba camino de la victoria final.
Sascha estaba claramente contra las cuerdas en ese momento, y seguía salvando opciones de quiebre. Jannik estaba presionando mucho y el germana estaba cerca de romper su saque, pasando cada vez menos primeros servicios. No obstante, seguía en cabeza y dispuesto a evitar el tiebreak. Sólido, Sinner llegó al mismo, incluyendo un fantástico punto en el 6-5/30-30.
Y ya en el desempate, mientras el tenista germano aguantaba el tipo y se empleaba a fondo, el de San Candido tuvo el máximo acierto en el 4-4, antes de rematar con sus dos saques. Fue todo un golpe para Alexander, ya que en pocos minutos sus esperanzas parecían esfumarse.
Y cuando cedió finalmente su saque en el sexto juego del tercer set, no fue una sorpresa sino una confirmación: el italiano no era el número uno del mundo en vano. Y aguantó el último esfuerzo de su rival para terminar en lo más alto. J. Sinner se impuso por 6-3, 7-6/7-4 y 6-3 para revalidar su título del Abierto de Australia y consagrarse como el amo de las pistas duras.