La carrera fue de lo más intensa y conflictiva porque hubo un sinfín de toques. William Sean Rabjohns, líder del año, era el rival a batir en una cita que estuvo marcada también por el hecho de que pisó el verde hasta en dos ocasiones cuando trataba de superar a sus compatriotas (Rafferty Mirfin y Tom Waterworth) en la penúltima recta.
El que parecía que iba a ser el gran triunfador del día provocó un empujón en cadena en su vuelta al tartán, lo que dejó a Ryan Barcala sin opción alguna de medalla debido a que se fue el suelo. Y lo más curioso es que perdió la verticalidad tras un choque con Aarón Ceballos, quien venía rebotado de otro contacto previo. Un caos.
Mientras el abulense se resignaba -entró octavo con 1:56.65-, el atleta cántabro trataba de dar pelea hasta el último metro. Afectado también por la situación anterior, llegó cuarto en 1:48.74 y después de los tres británicos. Aunque Rabjohns, Mirfin y Waterworth posaron juntos con la bandera del Reino Unido, los jueces acabaron descalificando al primero.
Ceballos y Barcala, cara y cruz
"En la primera vuelta vi ya que íbamos muchísimos en muy poco hueco y sabía que algún codazo iba a haber. Nunca imaginé que a falta de 300 (metros) iba a ser la carrera tan sucia. Ha sido la final más guarra que he visto en toda mi vida", expresó Aarón ante los medios oficiales de la Real Federación Española de Atletismo.
"Tengo poco que decir, la verdad. Llegábamos los dos en muy buena forma. Nos hemos ganado todos el estar aquí. Las sensaciones eran muy buenas. En la contrarrecta me he visto con fuerzas y he pasado al inglés. La verdad es que me veía bastante bien", indicó Ryan con cierta resignación.
"Iba bastante cansado, pero al final he cerrado huecos, se han metido entre medias y se han empujado los unos a los otros. Luego se han salido y me he llevado la peor parte, con un codazo. Espero no haberme hecho nada más. Me fastidia porque creo que hubiera estado ahí. Que me hubieran ganado como se gana siempre, deportivamente", concluyó Barcala.